El estudio cuestiona la idea de la movilidad social como proceso individual o meritocrático, mostrando que para los pueblos indígenas la movilidad se construye de manera intergeneracional, en diálogo con legados coloniales de despojo, desplazamientos forzados y racismo estructural.
A partir de entrevistas biográficas y visualizaciones espaciales mediante SIG, la investigación revela que la migración interna —de territorios rurales hacia ciudades como Arica, Temuco y Santiago— ha sido una estrategia histórica para acceder a educación y empleo. Sin embargo, estos movimientos también han implicado pérdida de vínculos comunitarios, asimilación cultural y trayectorias marcadas por desigualdades persistentes.
Principales hallazgos:
🔹 Movilidad social como proceso colectivo: Las familias indígenas alcanzan avances educativos y laborales a través de acumulación intergeneracional de esfuerzos, no por trayectorias individuales aisladas.
🔹 Migraciones que siguen rutas históricas: Los desplazamientos Aymara y Mapuche reproducen patrones de urbanización ligados a desigualdad territorial.
🔹 Educación superior con doble filo: Abre oportunidades, pero también exige adaptación a códigos institucionales que reproducen exclusiones simbólicas.
🔹 Dimensión de género clave: Las mujeres indígenas —madres y abuelas— han sido protagonistas de las migraciones y la movilidad, aunque enfrentando opresiones cruzadas de género, etnicidad y clase.
Puedes revisar la nota completa aquí: https://coes.cl/notas-de-impacto/
